Hola chiquilines! Qué bueno que estén con todas estas preguntas, espero que entre todos vayamos viendo posibles respuestas, pero, como siempre, las decisiones últimas son de ustedes y eso es lo difícil... aunque siempre se puede cambiar, no hay por qué cerrar las obras...
Vayamos por partes... en cuanto a la última presentación del seminario, digamos que no importa en sí misma, lo que sí importa es el hecho de que, a mi parecer, los materiales que quieren usar ya están puestos en juego, entonces como que se impone buscar una estructura que los integre. En cuanto al cronograma del seminario, lo que tenemos son las fechas de muestras para las cuales sí hay que tener la obra, o una primera versión de ella, pero para eso hay un mes más después determinado el período de encuentros. Así que, bueno, el tema de la estructura creo que hay que trabajarlo con cuidado de no meter todo en un marco inflexible; una estructura puede ser apenas trabajar sobre el material con una noción más global, integrando todo lo que sucede y observando cuáles serían los elementos estructurantes dentro de lo que ya tienen.
En el proyecto inicial de ustedes había esta inquietud con respecto a las tensiones entre vida y arte. Creo que eso fue llegando al trabajo casi sin proponérselo, en esta propuesta donde resulta tan interesante lo que hacen como parte de la escena como todo el ritual cotidiano del trabajo. A todos nos llamó mucho la atención eso y parecería que está bueno integrarlo. Entonces ahí ya hay un elemento estructurante: entradas y salidas: la escena y "la vida". En ese sentido no es necesario que la parte de "la obra" tenga una estructura totalmente coherente en sí misma, sino que encuentre su coherencia en la relacióncon los fragmentos de "la vida".
A su vez, si hay una idea de absurdo rondando, lo interesante es justamente, estructurar los momentos de acuerdo a lógicas no lógicas, es decir que la forma en que encadenan las acciones debería tener un efecto de extrañamiento para nosotros. Por ejemplo: yo puedo hacer una obra donde represente la forma en que hago la obra, entonces empiezo calentando, estirando, etc., como si estuviera en un ensayo y después empiezo a pasar las escenas, etc. Ahí me parece que la estructura sería un poco demasiado coherente o lineal. En cambio si de repente empiezo en el medio de una escena, creando toda la ilusión de ese mundo ficcional y en una rompo y tomo agua y paso a otra cosa sin aviso, ahí quizás lleguemos mejor al absurdo de la situación. El juego con las máscaras, como pasó con pablo mientras esperaba que marcelo pusiera la música para empezar, creo que es una herramienta muy interesante.
También pienso que la estructura podría integrar esos tres niveles que están puestos en juego: la escena más ficcional, las partes en las que uno "traduce" o "explica" o se pregunta sobre lo que el otro está haciendo (donde ya hay un nivel de representación diferente y una triangulación más clara con el espectador) y lo cotidiano. Para mí, el banquito es un buen comienzo y la parte en que gesticulan los dos al mismo tiempo, donde desarrollan esa "traducción" pero en ausencia de la fuente (no se sabe qué están traduciendo ahora, pero hay un referente claro a las partes anteriores donde uno traducía al otro), eso podría ser un buen final, porque, además, empiezan como más que nada a preguntarse qué es todo esto y nosotros como público nos preguntamos lo mismo: ¿qué es todo esto que pasó?. Ahora que lo digo, me doy cuenta de que la presentación anterior tenía una estructuración más clara para mí que la última vez que mostraron. Sólo que ahora agregaron unos materiales que está bueno integrar como el del ballet y la diva (los lenguajes), que quizás puede ser previo a las gesticulaciones.
Los polifones pueden formar parte del absurdo general, aunque quizás esté bueno que haya una proliferación mayor, creo que el problema básico con los polifones es que parece que para ustedes tienen un sentido muy concreto (no muy abierto) pero para nosotros son una gran incógnita. Entonces hay como una necesidad de que si están tengan una presencia material más contundente, más clara, incluso si estuvieran cayendo del techo todo el tiempo, como una garúa constante que va transformando el espacio absurdamente, podría ser interesante. Pero la manipulación que hacen de ellos a veces y luego cómo los ignoran es lo que queda raro. Incluso esa parte en que pablo hace como que agarra y junta algo de afuera, cuando lo veo me pregunto por qué no los polifones, sin embargo, me gusta que no agarre nada. Pero hay como una superposición rara ahí: como que hay algo agarrable pero no se agarra.
Que se llame polifónica también remite al tema de la música y a la idea de que hay muchas voces, una pluralidad sonora y esto está en la obra: está en la idea de desdoblamiento que aparece entre ustedes dos, entre vida y arte y en la mezcla de cosas que hay ahi: mezcla de lenguajes musicales y corporales. También creo que es interesante usar una música y pasar de una cosa a otra con el cuerpo dejando la misma música, como dos cosas que van por caminos paralelos, aun cuando trabajen en la escucha de eso en el momento de la interpretación. Para ordenar la desprolijidad quizás hay que acotar el mundo de los objetos con más precisión: elegir: el banquito, la salus naranja, el grabador, el agua, no sé, lo que quieran, quizás está bueno ver de no ordenarlo tanto, por ejemplo, no tener un cd con toda la música como uno haría normalmente sino varios cds e irlos cambiando. Quiero decir, que quizás el criterio para elegir en esta propuesta no sea el de la economía o síntesis, sino más caprichoso.
En cuanto al humor creo que hasta ahora no han abusado de él, sino que lo han trabajado con la misma seriedad que el resto, lo cual me parece que lo hace más interesante e inesperado. Hay como tres resortes para el humor: el que aparece por el corte con la escena hacia lo cotidiano, el que aparece cuando uno "explica" al otro y el de las escenas de lenguajes y gesticulaciones llevadas al extremo. Creo que está buenísimo que registren lo que hacen cuando están esperando que el otro ponga la música, es un momento clave para los cortes y para el humor bien sutil. También tomaría lo del chicle, dosificando su aparición, dejando que me olvide que está ahí y meterlo cada tanto. Dos lugares buenos para meterlo me parecen cuando el "monstruo" y cuando la "diva" de marcelo. Pero sobre todo, creo que está bueno registrar esa forma de aparecer que tienen las cosas cuando no están en los planes, que simplemente se dejan caer, hay poca voluntad en eso, está borrada la intención. Entonces surge el humor sin querer.
El desafío para ustedes, que están tomando muchas de las cosas que hacían inconscientemente para usarlas conscientemente, es que no pierdan la inocencia con la que se presentaban antes. No sé bien a qué se refieren con la pregunta ¿qué es lo que damos? pero lo que me dan a mí es una gran sorpresa desde que empezamos este proceso, de verlos con la apertura que nos escuchan y se escuchan entre ustedes y cómo están construyendo una obra realmente a partir de un diálogo, de una relación en la que todas las voces son tenidas en cuenta.
Lo que dan es para mí ese trabajo, porque, justamente al no ser tan clara la separación entre la vida y la obra, todo lo que están haciendo como Marcelo y Pablo que crean una obra en la vida, se ve en ella. Me parece que dan esa transparencia en la obra, uno los ve trabajando, creando. Y la obra entonces habla quizás de eso, de su propio trabajo para existir.
Un abrazo, estoy a las órdenes, Carolina.
Vayamos por partes... en cuanto a la última presentación del seminario, digamos que no importa en sí misma, lo que sí importa es el hecho de que, a mi parecer, los materiales que quieren usar ya están puestos en juego, entonces como que se impone buscar una estructura que los integre. En cuanto al cronograma del seminario, lo que tenemos son las fechas de muestras para las cuales sí hay que tener la obra, o una primera versión de ella, pero para eso hay un mes más después determinado el período de encuentros. Así que, bueno, el tema de la estructura creo que hay que trabajarlo con cuidado de no meter todo en un marco inflexible; una estructura puede ser apenas trabajar sobre el material con una noción más global, integrando todo lo que sucede y observando cuáles serían los elementos estructurantes dentro de lo que ya tienen.
En el proyecto inicial de ustedes había esta inquietud con respecto a las tensiones entre vida y arte. Creo que eso fue llegando al trabajo casi sin proponérselo, en esta propuesta donde resulta tan interesante lo que hacen como parte de la escena como todo el ritual cotidiano del trabajo. A todos nos llamó mucho la atención eso y parecería que está bueno integrarlo. Entonces ahí ya hay un elemento estructurante: entradas y salidas: la escena y "la vida". En ese sentido no es necesario que la parte de "la obra" tenga una estructura totalmente coherente en sí misma, sino que encuentre su coherencia en la relacióncon los fragmentos de "la vida".
A su vez, si hay una idea de absurdo rondando, lo interesante es justamente, estructurar los momentos de acuerdo a lógicas no lógicas, es decir que la forma en que encadenan las acciones debería tener un efecto de extrañamiento para nosotros. Por ejemplo: yo puedo hacer una obra donde represente la forma en que hago la obra, entonces empiezo calentando, estirando, etc., como si estuviera en un ensayo y después empiezo a pasar las escenas, etc. Ahí me parece que la estructura sería un poco demasiado coherente o lineal. En cambio si de repente empiezo en el medio de una escena, creando toda la ilusión de ese mundo ficcional y en una rompo y tomo agua y paso a otra cosa sin aviso, ahí quizás lleguemos mejor al absurdo de la situación. El juego con las máscaras, como pasó con pablo mientras esperaba que marcelo pusiera la música para empezar, creo que es una herramienta muy interesante.
También pienso que la estructura podría integrar esos tres niveles que están puestos en juego: la escena más ficcional, las partes en las que uno "traduce" o "explica" o se pregunta sobre lo que el otro está haciendo (donde ya hay un nivel de representación diferente y una triangulación más clara con el espectador) y lo cotidiano. Para mí, el banquito es un buen comienzo y la parte en que gesticulan los dos al mismo tiempo, donde desarrollan esa "traducción" pero en ausencia de la fuente (no se sabe qué están traduciendo ahora, pero hay un referente claro a las partes anteriores donde uno traducía al otro), eso podría ser un buen final, porque, además, empiezan como más que nada a preguntarse qué es todo esto y nosotros como público nos preguntamos lo mismo: ¿qué es todo esto que pasó?. Ahora que lo digo, me doy cuenta de que la presentación anterior tenía una estructuración más clara para mí que la última vez que mostraron. Sólo que ahora agregaron unos materiales que está bueno integrar como el del ballet y la diva (los lenguajes), que quizás puede ser previo a las gesticulaciones.
Los polifones pueden formar parte del absurdo general, aunque quizás esté bueno que haya una proliferación mayor, creo que el problema básico con los polifones es que parece que para ustedes tienen un sentido muy concreto (no muy abierto) pero para nosotros son una gran incógnita. Entonces hay como una necesidad de que si están tengan una presencia material más contundente, más clara, incluso si estuvieran cayendo del techo todo el tiempo, como una garúa constante que va transformando el espacio absurdamente, podría ser interesante. Pero la manipulación que hacen de ellos a veces y luego cómo los ignoran es lo que queda raro. Incluso esa parte en que pablo hace como que agarra y junta algo de afuera, cuando lo veo me pregunto por qué no los polifones, sin embargo, me gusta que no agarre nada. Pero hay como una superposición rara ahí: como que hay algo agarrable pero no se agarra.
Que se llame polifónica también remite al tema de la música y a la idea de que hay muchas voces, una pluralidad sonora y esto está en la obra: está en la idea de desdoblamiento que aparece entre ustedes dos, entre vida y arte y en la mezcla de cosas que hay ahi: mezcla de lenguajes musicales y corporales. También creo que es interesante usar una música y pasar de una cosa a otra con el cuerpo dejando la misma música, como dos cosas que van por caminos paralelos, aun cuando trabajen en la escucha de eso en el momento de la interpretación. Para ordenar la desprolijidad quizás hay que acotar el mundo de los objetos con más precisión: elegir: el banquito, la salus naranja, el grabador, el agua, no sé, lo que quieran, quizás está bueno ver de no ordenarlo tanto, por ejemplo, no tener un cd con toda la música como uno haría normalmente sino varios cds e irlos cambiando. Quiero decir, que quizás el criterio para elegir en esta propuesta no sea el de la economía o síntesis, sino más caprichoso.
En cuanto al humor creo que hasta ahora no han abusado de él, sino que lo han trabajado con la misma seriedad que el resto, lo cual me parece que lo hace más interesante e inesperado. Hay como tres resortes para el humor: el que aparece por el corte con la escena hacia lo cotidiano, el que aparece cuando uno "explica" al otro y el de las escenas de lenguajes y gesticulaciones llevadas al extremo. Creo que está buenísimo que registren lo que hacen cuando están esperando que el otro ponga la música, es un momento clave para los cortes y para el humor bien sutil. También tomaría lo del chicle, dosificando su aparición, dejando que me olvide que está ahí y meterlo cada tanto. Dos lugares buenos para meterlo me parecen cuando el "monstruo" y cuando la "diva" de marcelo. Pero sobre todo, creo que está bueno registrar esa forma de aparecer que tienen las cosas cuando no están en los planes, que simplemente se dejan caer, hay poca voluntad en eso, está borrada la intención. Entonces surge el humor sin querer.
El desafío para ustedes, que están tomando muchas de las cosas que hacían inconscientemente para usarlas conscientemente, es que no pierdan la inocencia con la que se presentaban antes. No sé bien a qué se refieren con la pregunta ¿qué es lo que damos? pero lo que me dan a mí es una gran sorpresa desde que empezamos este proceso, de verlos con la apertura que nos escuchan y se escuchan entre ustedes y cómo están construyendo una obra realmente a partir de un diálogo, de una relación en la que todas las voces son tenidas en cuenta.
Lo que dan es para mí ese trabajo, porque, justamente al no ser tan clara la separación entre la vida y la obra, todo lo que están haciendo como Marcelo y Pablo que crean una obra en la vida, se ve en ella. Me parece que dan esa transparencia en la obra, uno los ve trabajando, creando. Y la obra entonces habla quizás de eso, de su propio trabajo para existir.
Un abrazo, estoy a las órdenes, Carolina.
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